Me conseguí este disco de estos muchachos The Coral. Y quizás sea por el reverb, la cámara, el eco; la sensación es que el rock se infló, hay más espacio, más aire para respirar, más ideas, más juego, más magia, como un torbellino de influencias, de cosas que creo ya conocer, que estaban en ese lugar en que las cosas preexisten y alguien se encarga de encarnarlas, de hacerlas canción. Veo principalmente a los Doors, huelo sesentas-setentas y siento a Liverpool. No sólo pienso en Beatles, la cosa es más terrenal: son de Liverpool.
A todo esto la tía Sicodelia se pasea y me pasea por los pasillos de estas canciones, viene y va, se insinúa, se muestra por momentos y parece siempre latente y, así, aparecen tecladitos espiralados y guitarras densas y de esas que chorrean, chorrean sonidos lejanos y ácidos. Chisporrotean. Y desfilan las melodías, los vientos, los coros, cosas que había olvidado. The coral las rescata para mí.
Hablan de cuentos de tales. Cuentan historias. Son todas misteriosas y añejadas, con sabiduría y sin moraleja, con contundencia y sin claridad, con movimiento y con sútil melancolía.

2 DATOS:
- para la envidia, la admiración y el asombro, todos ellos (son 6) tienen unos 20 añitos
- vienen de Hoylake, Merseyside (Inglaterra) y cito: "un puebo minúsculo donde la actividad más importante del año es el 'Día del bote salvavidas'"