<$BlogRSDURL$>

martes, noviembre 30, 2004

Triplete 


Ayer ví esta película. Qué maravillosa esta película. Todos tienen que ver esta película.

|

Lattuga 


En todas las heladeras suele haber un poco de lechuga vieja con sus hojas externas que se van resecando y oxidando. Permanecen ahí por tiempo indefinido. Algunos terminan tirándola a la basura. Otros desechan un par de capas y comen el resto (o regeneran el ciclo volviéndola a guardar). Otros la comen entera sin discriminar ni hacer asco. Y otros simplemente la dejan allí, como un ritual supersticioso, como evitando la escacez, el vacío, como un deseo de fertilidad algo marchito.

|

miércoles, noviembre 24, 2004

Ultimo momento 

Abrí la ventana. Afuera hay olor a la casa de mi abuela de Entre Ríos.

|

Malvón news. 

Me llegaron cartitas de todo el país preguntando por la salud de mi malvón. El malvón está siempre a tono con lo que sucede. Una sola flor sobrevive, elegantemente, en mi malvón. Muchas de sus hojas, otrora afelpadas y orgullosas de su rústica belleza, se resecaron. Seguramente confundieron a esta primavera mentirosa con el otoño. Sus flores no corren mejor suerte: todas, menos la que sobrevive (de aquí en adelante "la que sobrevive"), una a una se marchitaron. Algunas aún cuelgan y sufren, otras aceptan su destino dejándose caer en la tierra de la maceta sin más.

|

Ití foun joum 


Lo desesperante viene cuando, en uno de esos días, descubro que podría simplemente apretar redial: repetir exactamente los mismos números, los mismos movimientos del día anterior.

|

Pronóstico reservado. 

Es simple: o el clima cede o cedo yo. Por ahora voy perdiendo. La ciudad es un espanto: casi que no se puede ver y las razones son varias. Por un lado, la humedad que no deja pensar, que no deja sonreír, que no deja respirar (en ese orden). La humedad enmohece los sentimientos e irrita cualquier ánimo que pretenda estar por encima del cero (hoy me puse una remera roja con un gran cero; un cero cuadrado). La humedad penetra todo y lo convierte en sopa, desgano y desilusión. Pesadez. La humedad potencia este puto dolor de espalda que tengo clavado entre el omóplato izquierdo y la columna vertebral -ahí hace epicentro y se ramifica hasta la nuca y cargosea a mi humor. Un dolor que erosiona mis energías desde hace un par de semanas. Por otro lado el cielo ofrece poco. Y no me quejo de lo gris. Amo lo gris. Pero estos días tienen un cielo de mal gusto, una resolana insípida que incolora al mundo. Las cosas lejanas desaparecen, se desdibujan. Pero no se trata de ese efecto elegante que produce la neblina en los primeros días de invierno o en esas lloviznas finitas desde mi ventana de oficina. No. Las cosas lejanas desaparecen porque sobrevuelan bocanadas de oscuridad opaca. Incluso, por momentos, parece una falta de voluntad. Como si las cosas no tuvieran ganas de aparecer. Claro, es simple. O el clima cede o nadie tendrá la más mínima voluntad de nada.

|

viernes, noviembre 19, 2004

Bamboleiro Bamboleira 

Hasta hace poco creía que este blog lo leía sólo yo. Hace poco me enteré que no. En definitiva, siempre es un agrado leer bambula.

|

Un jueves 

Empezamos la noche hablando de las ubres que comió el Diego. De que aquella vez se descompuso porque comió cantidades de ubre.
Mucho más tarde habíamos pasado por la cuestión del dolor. De si se puede aceptar el dolor.
Lo último fue acerca de los daltónicos, de si exsiten.

|

martes, noviembre 09, 2004

Deal-emma 

No sé si no quiero escribir más nada o si quiero escribir absolutamente todo.

|

martes, noviembre 02, 2004

Voy y vengo 

No sé, más y más preguntas vienen cuando me empiezo preguntar y preguntar de verdad, porque así soy, de ponerme en duda, ir y volver a lugares que creí míos y no, a certezas que creí seguras, pero ya no, y así, a veces situaciones cotidianas, a veces preguntas simples, otras veces la sustancia misma de todo, y otras veces tan sólo fluir. Pero mi cabeza es de las que no suelen parar, y busca y rebusca y viene y va. Y así. Voy y vengo también en mi nivel de espontaneidad, a veces aparezco así, tal como viene y tal como va, tal como soy. Otras a veces me perfumo, me pongo pilchas de ocasión y algo provoco, pero siempre está el fantasma de la artificialidad.



Voy y vengo, entre la solemnidad y el sarcasmo, entre la oscuridad y la euforia, voy y vengo del trabajo a casa y de casa al trabajo y del trabajo al subte y del subte a casa y de casa al suelo. Eso, del suelo, de la tierra, del subte. Del subte vengo, de abajo del suelo, nací allí, entre estación Medrano y Agüero, entre el agudo y penetrante de las ruedas en la curva y una efímera baja tensión como si la energía no hubiera soportado la demanda de la divinidad de un nacimiento, como si se hubiera saturado algún conducto del sistema nervioso/milagroso, motor de alquimia y realidad; nací en un viaje de asfixia y tibia humedad, en un espacio clandestino y oculto, sobre un asiento de madera de dos, sumergido en un ambiente de publicidad particular y repetitiva, en sintonía geográfica y climática con el infierno, bajo la hipnosis de los tubos fluorescentes que rítmicamente pasan pero no iluminan, las paredes sucias, pecaminosas y oscuras por naturaleza no tienen alma y solo dejan rebotar el lado más siniestro de esa luz opaca, y detrás del túnel uterino, con la vida encandilándome, una escena micro y macro, un tren saliendo de su túnel con la luz redentora en el final, con gente sin el menor ánimo, sin la menor sinceridad, morados, violetas, desinflados, aturdidos, presenciando (ausentes) mi nacimiento.


|

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com
imagen
 Bitacoras.com