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viernes, abril 29, 2005

Golosinas 

9.23
Por qué otra vez este sabor a nada? Por qué no me emociona el cielo con vetas moradas, azules y blancas impuras, que se multiplican logarítmicamente a medida que se acercan al horizonte? Las emociones hoy están atascadas. Hoy al alma no la siento pesada, hoy la siento congestionada, hoy estoy cobardemente resignado a esperar que el tiempo pase, a permanecer como un observador pasivo aguardando por tiempos mejores. Sólo me contiene la idea de poder contarlo.
O quizás sea peor, tal vez exista una emoción, una terrible emoción que se está apoderando de mí esta mañana húmeda e indefinida: la de sentir la nada en su presentación más cruda, un vacío fuera del tiempo en que todo pierde sentido, una sensación de estar flotando en una cosa sin brillo. Me pregunto si esto es digno de ser vivido. Necesito algo material para mentirme. Una golosina tal vez.

10.36
El pajaro ese cierra las alas en pleno vuelo. Solo la certeza de que las volverá a abrir a voluntad y ocasión convierte a ese acto en un momento de seguridad plena. Porque la foto, el instante aislado, podría alarmarnos. Pero el pájaro no lo sabe y nosotros tampoco. Porque la realidad es continua y no estática y porque existe ese eje equis que llamamos tiempo. Eso ayuda a entender muchas cosas. Y vivimos con esa misma seguridad plena en las leyes de la física o en lo que sea que sean nuestras convicciones. Estamos convencidos de que ciertas cosas no cambiarán en el futuro inmediato, en el próximo minuto o segundo. Pero aceptemos alguna vez que eso puede pasar. Vivamos esa adrenalina que podría darle al pájaro descreer por un rato. Eso, la descreencia, el desaprendizaje, deshacerse, desarmarse, salirse del preconcepto y del concepto mismo; animarse a eso tiene su gustito. Porque si no, porque si siempre salimos con el mismo gabán, si siempre desayunamos la misma medialuna, si no nos jugamos a probar nuevas golosinas, si siempre sabemos que eso no va a fallar, entonces se produce la tan temida anquilosis, el esquema aceite-vinagre que tan a maltraer nos tiene.

11.21
Es muy simple. Es cuestión de saber mentirse y saber creerse a la vez. Lo intento pero no es tan fácil. No es fácil saber quién es uno y entonces no es fácil saber mentir y menos aún a uno mismo, porque justamente ese uno mismo es tan complicado de encontrar.
El mío anda escurridizo. Creí haberlo encontrado más de una vez, pero no. Siempre basta con detenerse un momento y mirar con atención y darse cuenta inmediatamente que uno no es uno mismo.
Será por eso que no logro escribir: llegué a uno de esos puntos en que no sé
siquiera qué es lo que busco.
Volveré a intentarlo con terapia. Sí: hoy volveré al "diván", como le dicen ustedes los jóvenes. Pero yo nunca fui al diván. Lo mío siempre fue de sillitas enfrentadas. Y nunca lo llamé terapia ni supe llamarlo de ninguna forma a decir verdad. Siempre me costó contarlo porque jamás me terminó de convencer del todo. Es que el sicólogo era cosa de los chicos-con-problemas. Iván en primer grado iba a uno porque se meaba encima. Eso era de perdedor, de flojo, de "tener problemas". Hasta que sí, un día, ya más grande, me dí cuenta que yo no me meaba pero tenía problemas no tan tangibles. Me encontré a mí mismo acostado en el cuarto de Urquiza. La persiana abierta, como siempre, hasta la mitad y yo ahí, sobre el cubrecama gris y rojo y sin parar de llorar. Fue un día entero de llorar sin entender por qué, gobernado por una angustia visceral e incontrolable. Me cuesta recordarlo... son esos mecanismos de la negación, de la memoria (des)selectiva. Esa palanquita funciona tan bien como el switch de la necesidad.
Desde aquel entonces pasé por 3 sillas-diván. La última la abandoné como se abandonan los problemas que no queremos enfrentar: de a poquito y sin notarlo, sin aceptarlo, como sin quererlo. Y hoy vuelvo y será la cuarta y después de un buen tiempo. Y esta vez es un hombre.
Me pregunto por qué no sigo con la de antes, con la última. Quizás porque tendría que explicarle por qué la dejé y eso no me resultaría nada fácil, tal vez porque no estoy - ni nunca estuve - seguro de ella y quiero probar con otro y ver qué pasa, tal vez porque me busqué uno un poco más cerca de esta zona, porque quiero ver qué era particular de ella y qué es particular de la terapia, porque quiero renovarme completamente, porque quiero romper con barreras que con ella no me había animado a romper. O por todas las razones juntas y por ninguna de ellas: a veces me gusta que la vida me lleve por caminos un poco más inciertos. Al fin y al cabo llegué a este tipo por el camino de esa palabra que ellos seguramente quieren erradicar: la casualidad.

16.42
No logro escribir nada. Entonces haré arte de vanguardia: presentaré la hoja en blanco! Teorizaré de ese tema con mis anteojos de carey diciendo cosas fuertes como que "el arte murió" o "la nada vale tanto como el todo, y menos que el algo" haciendo de esta sequía un culto al desierto. Domaré una flota de camellos y dromedarios y vagaré por él dibujando recorridos ridículos. Y cuando llegue al centro del Sahara y de la soledad haré algo que nadie vea, que carezca de valor alguno por la falta de observador. Teorizaré otra vez con mucho carey y mirada obtusa. Usaré pantuflas de Afganistán y tiempos verbales sosos. Me relajaré y entonces aceptaré este pasaje y paisaje de Atacama, esta historia blanco-antártica y tomaré el nosalir por la cintura invitándolo a bailar esta pieza.


23.17
El día termina y me haré unas gárgaras de golosinas anglosajonas. Es decir, me engolosinaré; y serán como añicos de abstracción, como esquirlas de las partículas de lo incierto. Buscaré abarcar sabores cercanos al alcornoque de Alburqueque, al telgopor y aglomerados, a alfeñiques córneos y prolíficos. Y por último, probaré vencer el insomnio y la carraspera con una antonomasia de monobloc.

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miércoles, abril 20, 2005

Una cosita 

Este artículo no tiene pierde.

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lunes, abril 18, 2005

Cincunegui 


Por ejemplo, 5 cosas que me gustaron durante el día, sin repetir y sin soplar, comenzando ya:


1
Esos ojos misteriosos y achinados. No tenían nada que ver con esa cara.

2
El vaso de soda porque estaba fría y gasificada en el punto justo.

3
Haberlo recordado, en ese momento, a Olarticochea.

4
Hazmerreír, la palabra.

5
Un cascarudo.

6 (bonus track)

Anamorphose de stereolab:

There is nothing,
More real than,
More real than the,
More real than the breathing,
There is nothing,
More real than the breathing.

Il n'y a rien de,
De plus vrai que,
De plus vrai que le,
Plus vrai que le souffle,
Il n'y a rien de,
Plus vrai que le souffle.
Anamorphose

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jueves, abril 14, 2005

El weather report de hoy 

Llovizna. Y el malvón tan abierto ahí, en el macetón de la ventana. Y las hojas aterciopeladas - tan burdas - se van mojando imperceptiblemente de forma que el agua se acumula donde la inclinación permite y la condensación se encarga del resto: gotita, gota, gotaza, caída y volver a empezar. Llovizna. Y todo es tan parejo, tan rítmico y tan Chet Baker, tan estar con mi buzo de plush acá adentro con mi taza de té humeante, con este escritorio que ya no parece estar tan desordenado porque cada cosa parece reposar a gusto. Llovizna. Y todo se va mojando imperceptiblemente como el malvón: los pisos, las terrazas, los balcones, las veredas, el pelo de la gente. Y los charcos aparecen como esas cosas que vemos aparecer y no podemos explicar. Llovizna. Y ahora pasa un avión y suena distinto, recuerda al trueno, hoy ausente. Desaparece el avión pero nadie lo nota. Y esto seguirá por horas, la mañana se confundirá con la tarde y la noche llegará sin avisar. Llovizna y ya no queda otra opción más que observar. Observar y dejarse invadir por la aliviante sensación de simpleza y profundidad.

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martes, abril 12, 2005

A mi siempre bien-odiado vecinito 

Son tus venas purulentas,
tus arterias hartas de tan poco sentir,
tu eyo y tu yo y tu superyo que se te complotan, implotan y explotan.
Es tu corazón de cenicero sucio,
tus ideas que no superan a la menos original de las diarreas.
Es tu aliento que, por ahora, nadie se anima a imaginar.
Es tu combustible:
la superventaja,
el codo cayoso en la esapalda de los demás,
y siempre, siempre, la última versión de la bobada.
Te imagino escupiendo bolitas de alquitrán óseo,
una putrefacción que comienza en el epicentro de tu alma ausente, desfasada
y se propaga como ácido por cada alveolo, por cada ramificación.
Es como una pasión esclerótica gagá,
- rubio cenizado -
tus tejemanejes, hijos bobos de la soledad
Sos un monumento a tu propia gran angurria,
un meo lento y doloroso, un meo con estangurria.
Son tus nervios petrificados
los que tensan y oprimen,
los que presionan ese pomo de miasma
y así surge,
por los poros tapados de óxido como un salero humedecido,
surge una lava hedionda y obscena
surge tu personalidad de caniche despreciable.
Y al final sos sólo evidencia
de la moraleja de tu propia fábula idiota:
toda riqueza que tocás se convierte en morcilla rancia.

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lunes, abril 11, 2005

Minisílabos 

quid, tic, kit, cid, chic, kitsch, pis, pic, Bic.

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viernes, abril 08, 2005

Insomnio en 3 tiempos. 


Recién ví unas hormigas en el jabón
"hormigas suicidas" pensé.
"Jaboncitos de mierda" pensé también.
Escuché la lluvia.
Escuché un trueno.
"Un trueno sin relámpago" pensé.
Un trueno para un hormiga. "Para una hormiga suicida".
Son las 3. Las 3 y 50, casi las 4.
"Voy a terminar soñando con las hormigas" pensé.
Y mañana voy a haberlo olvidado.
Ya no habrá hormiga
ni trueno
ni sueño
ni suicidio.
Quizás haya un relámpago.
Mañana quiero empezar un día sin amanecer.
Un día que comience con un relámpago.
Un día parido por la tormenta.


Punto y coma.
Punto y Coma quedaba en Thames y otra. Thames y Cabrera creo. Salíamos a jugar a la vereda cuando los grandes hacían las aburridas sobremesas.Y ahí aprendí, lo recuerdo, que Maradona jugaba en ese momento en el Barça. Aprendí que "punto y coma, el que no se escondió se embroma". Y mi abuelo. Por ahí andaba mi abuelo. Un poco adentro y un poco afuera. El otro día ví una estatua que se parecía a mi abuelo. Ahí, en la vereda, en punto y coma, aprendí que "Febo asoma, punto y coma, los zapatos de mi abuelo son de goma y los míos son de acero para darle más trabajo al zapatero". 4 y media. Punto y coma.

Cinco y cuarto. No sé si es insomnio o prefiero no dormir. Me costó encontrar el silencio y la calma durante todo el día. Y ahora por fin todo está tan quieto y relajado, todo es silencio porque las gotas cayendo son el silencio más sabroso, son partículas de sal que resaltan el sabor de la calma ("flavor" pienso...).
¿Y entonces para qué dormir? ¿Para juntar energías para otro día en que buscaré un poco de calma durante todas las horas que pasarán tan densas y lentas? Es la energía para llegar a este momento nuevamente y preguntarme si es insomnio o una evasión bien intencional al sueño sabiendo que en definitiva, a lo que de verdad temo, es a la muerte. Y entonces no quiero ni probar cerrar los ojos. Disfruto la noche, la lluvia (y pienso: "enjoy"; y pienso punto y coma; y pienso: dos pausas, un punto y una coma; y pienso: dos puntos, un lado y el otro, una falsa simetría, una calma necesaria).
Cinco y media tal vez.
Y pienso menos
      siento un olor
                      a ella.
                            simple.
                             un olor.
                      una crema.
                      sin perfume.
  PROFUMO, pienso.
          palabras en italiano.
                parole.
                         acostarse.
            cerrar
                       los
                      o j o s
                      volver a ver
                      las hormigas


la calma.
el olor.


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jueves, abril 07, 2005

2 y 38 y no puedo dormir 

No es que no tenga ideas ni mucho menos que no tenga ganas. Tampoco es que me haya olvidado de este blog. Es simplemente que, en estos días, ando sólo con ganas de garabatear sin pantalla ni teclado ni teclas ni oficina: me compré un cuadernillo, un bloc de hojas, un notepad de carne y hueso. Lo elegí blanco, sin cuadriculado, sin renglones. No quiero nada de eso. Y entonces escribo en la dirección del ánimo y muchas oraciones se me van cayendo por el costado. Y a veces suelo olvidarme de desperdiciar más espacio. Me sorprendo a mí mismo con límites odiosos que andá a saber dónde y cuándo y por qué me inyectaron. Me acurruco en un borde de la hoja. Y soy torpe porque es ahí, cuando lo descubro, que me esfuerzo por evitarlo, como queriendo generarme el hábito de ser más libre, intento escapar al borde pero ya es inútil porque no se puede corregir la dirección de una flecha lanzada, porque de alguna manera busco la confusión de la causa-efecto y me encuentro como queriendo creer que la costumbre conciente, la repetición física, cotidiana y voluntaria tuviera alguna posibilidad de comunicarse con esas marcas tan profundamente propias y tan fuera del alcance que bien podrían ser ajenas. Son contradicciones inevitables para mí: forzar la libertad. A veces tiendo a pensar que aceptarse limitado, conocerse en forma sincera es quizás una libertad posible.
Y además me cansé de las biromes berretas, me canse de sus histerias, de traiciones en los momentos menos indicados. Me compré una buena y cara. Una de esas que se deslizan. Y la guardo en el espiral del cuadernillo.

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