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lunes, febrero 28, 2005

En esta ocasión 

Y mis manos todavía huelen a cebolla. Suele ocurrir. Sobre todo lo que deja percibir ese pequeño espacio que se produce debajo de las uñas y que no lo sacás ni con el cepillito. Cosas de este febrero que ya se termina y ahora descubro que lo viví simplemente como una espera de marzo. Como un mes sin valor por sí mismo, un mes para pasar y algún día olveidar. Me pregunto si no estaré esperando la ocasión para abrir la botella y brindar. En "entre copas" me gustó la observación de la rubia al pelado que vivía eternamente esperando esa ocasión especial para abrir su botella más preciada: "the day you open a '61 Cheval Blanc, that's a special occasion." ("el día que abrís un Cheval Blanc '61, esa es la ocasión especial"). Es que me gustan las cosas que son en sí mismas, que se explican sólo por sí mismas. Como el olor a malvón: se podría aproximar al olor a maceta vieja, a tierra seca, al balcón de Urquiza. Se podría decir que no es desagradable pero es algo vulgar y torpe, como si se pudiera detectar un rozamiento al entrar en el olfato. Todo eso se podría decir, pero la verdad es que me mueve más la obviedad: el olor a malvón me recuerda indefectiblemente al olor a malvón. Son obviedades que nos circundan, son ocasiones que sólo hay que saber ver.
Después de la maravillosa presentación en el festival Konex, volví a escuchar el disco de Reincidentes y recordé que también ahí está ese tema de la ocasión:


Tesoro (J. P. Fernández)

Varias hojas de menta frías,
congeladas.
Tesoro de verde cristal.
Las guardé una noche en casa,
con sabor de promesa,
de festejo especial

¡De ilusión también se vive:
siempre un brindis más,
siempre la copa próxima es la mejor!
Pero el tiempo mezcló esas noches
y la esperanza fue engaño
al no ver la ocasión.

Ví pasar el día por la ventana,
los colores,
las cosas que tendría que hacer.
Y la noche me reflejó en el vidrio.
Me miré un rato a los ojos
y me desafié.

¡Venga soda, venga menta y hielo!
Que este vaso se eleva por lo que ya no seré.
Y un premio:
en sólo una noche
gastarse todas esas joyas verdes
en brindar por lo que soy.

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viernes, febrero 25, 2005

Más de la garabateca 

Vuelvo a publicar más de este hermoso arte de garabatear como ya lo había hecho en su momento.




ELESEUDOFANTE ABIERTO






EL REY DEL DADA




DOMINODOS




VI UN FALCO EN UNA NUBE



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Viernes, oraciones largas, ideas ambiguas 

Comenzó el día a puro Rinocerose con todo tipo de pipiú de la onda disco-maraca y los guaguas del fank. Mientras, el ánimo marca una onda de serrucho y yo acciono involuntariamente mi cabeza. No para pensar claro está, sino más bien para marcar el ritmo: hacia adelante y hacia atrás, martillando la nada con la frente. Adelante y atrás, fuerzas que se contraponen y se complementan como esta pesadez climática interminable haciendo de fuerza centrípeda, atrayéndome al centro del desvanecimiento, y este viernes que hace de centrífuga y me muestra el escape de esta sensatez con dirección hacia el fin de semana. Acá estoy, en este confuso equilibrio.
A todo esto, el malvón está renovando sus hojas.

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miércoles, febrero 23, 2005

Anteúltimo momento 

No todos saben que ayer, después del té de la medianoche y promediando el insomnio, las calles fueron ríos.

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El Mega 

Quiero escribir como a través de uno de esos megáfonos, esos que de modernos tienen poco, esos que amplifican poco pero distorsionan en frecuencias saturadas convirtiendo hasta la voz más dulce en anuncios de apocalipsis, en llamados de desesperación, en avisos de emergencia que llegan desde algún semipiso de existencia.















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La verdad de la tortoise 

Escucho un disco de Tortoise. No sé por qué pero siempre había relacionado esa palabra con "turquesa" y hoy me vengo a enterar que nada que ver: tortoise es tortuga en francés.
Y entonces recuerdo que, hace un tiempo, me preguntaron sobre la felicidad de las tortugas. Yo no creo que las tortugas sean felices. Al menos no parecen demostrarlo. De todas formas no estoy seguro porque también creo que quien es feliz no se anda esforzando en demostrarlo; eso pensé recién en una disquería al ver el título del nuevo disco de Teresa Parodi: "soy feliz" se llama. A mí me daría calor andar contándolo. Sobre todo por la miseria anímica que abunda, los tiempos no están como para andar sacando a relucir la felicidad. De última prefiero aquello de Silvio Rodriguez de "soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen en este día, los muertos de mi felicidad."
Tengo además para agregar las siguientes historias de tortugas que me contaron en los últimos tiempos, algunas felices y otras no tanto:
- Erase una tortuga dada vuelta, nunca nadie la ayudó a volver a girar. Y claro, se murió de hambre o de algo, porque tampoco nadie le acercó cada tanto un pedazo de lechuga o un mimo.
- Erase una tortuga que se cayó de un balcón. Primer piso. Cayó del lado del caparazón. No se murió.
- Erase otra tortuga. Esta se murió al ser rebanada por una máquina de cortar césped.
- Y érase otra tortuga más. Fue atacada por un millar de hormigas. Se la comieron viva.
- Hace un tiempo vi un documental sobre el evento en que miles de tortugas marinas salen a la orilla, caban un pozo, depositan cientos de huevos, tapan el pozo y vuelven al mar. Después de un tiempo nacen millones de tortuguitas y muy pocas sobreviven a la odisea de los pocos metros que deben recorrer para llegar al mar. Muchas especies existen gracias a la rica alimenteción que esto significa.
- Tortugueli le decían a un chabón que conocí de chico. Murió hace un par de años por sobredosis de todo.
- Nunca me gustaron las tortugas ninja.
- Dicen, dicen, que en Argentina las tortugas están en extinción y la venta en veterinarias está prohibida. De todas formas las venden los fines de semana en la feria semi-clandestina de Pompeya.
- En italiano, tortuga se dice tartaruga. Es una palabra tan linda como la que se usa para el pomelo: pompelmo.

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La cabeza de Porti 

Llegan novedades de Bristol: disco nuevo de Portishead.

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martes, febrero 22, 2005

El estado del tiempo 

Para hoy: un sosiego tropical de malvón apagado y de asfixia sin anhelo, turbio sopor y mi deseo apocado. Por el crepúsculo, cielo incoloro, insulso, insípido e inestable. Animo denso y espeso, ideas de oficina coaguladas, cuajadas e insolubles.  
Para mañana: desmejorando, descenso de las ilusiones.


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viernes, febrero 18, 2005

Micah Pé 

micah      Lo escucho y no puedo evitar esa sensación del que dio todo por perdido y tiene todo por ganar. Es que ya había leído que este tal Micah P. Hinson había quebrado mal, había probado de todo y que su corazón había sido picado en pequeños pedacitos por una mina. Esas y otras tantas desgracias y ruinas. Y sus canciones suenan a estar de vuelta de todo eso. Y estar de vuelta significa estar después de eso y no sin eso. Apenas a la vuelta. El resultado asoma en cada arpegio, en la madurez y vibración grave de su voz, en cada arreglo elegante y orquestal. Los temas parecen canciones de cuna para irse a morir o himnos matutinos para esperar poco y nada del día y no preocuparse demasiado por eso porque tampoco nada será peor que lo que pasó y porque hay tiempo para contar. Y vuelvo a sentir esa oportunidad de revancha y de resurrección que dá haberlo perdido todo: me vuelve Silvia a la cabeza. Ella me dijo una vez eso del valor de dar las cosas por perdidas. Aceptar las pérdidas para saber retomar. Lo veo seguido eso. Y Micah me canta sobre eso. No consigo las letras, pero me dice eso: no imagino escenas en cámara lenta de sensibilidad fácil, imagino más bien algún hombre que se mueve poco y que mira mucho y mira con más certezas que explicaciones. Es una sensibilidad demasiado cierta. La historia, por lo que leo acá, es así: "en el 2003 [...] Micah P. va a un concierto de The Earlies -amigos de la infancia, ahora banda de cowboys lisérgicos con base en Manchester que el año pasado lanzaron su precioso debut These Were The Earlies- y les muestra sus nuevas y dolidas canciones. Los Earlies no lo piensan dos veces y se lo llevan a Inglaterra. Y le producen y lo acompañan en Micah P. Hinson & The Gospel of Progress". The Earlies entonces. Hay que conseguir también eso.

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jueves, febrero 17, 2005

Libertinaje nomás, no se preocupe 

INTRO
En su etapa post-tartárica,
el ácido láctico
se me coagula
en su slalom de alambique
de venas varicosas.
Y que váscongada!
Puede ser el ron, el gin y el rhum
o el cráter de seno cotangente
que tiene un tupé retórico bucal.
Son encapsulamientos
son como potajes nefrológicos
que ni un contingente de ñúes
con marsupios cargados de alhajas y alhelíes
podrían salvamentar (ni salpimentar).

NUDO
No cupo en el buró
y se ahogó en un corsódromo;
uno silvestre, mesopotámico.
Arístides pispeó su desdén
- en un lapsus de Lopérfido -
y, como ovni del perineo,
alunizó en el altiplano de Bruselas.
"Pluscuamperfecto!" se refirió.
"A la voz de aura!" llegó a acotar
desde su alfombra alógena.
Entonces, de improviso,
se hizo el brindis
con hincapié en lo semántico
en la metástasis de Chechenia.
Elpídeo pidió una moraleja
que ni el más púber pudo concluir.
Así las cosas,
en el buró se erizaron los cactus
y las Miscelaneas no se hicieron esperar:
los bujes de Guadalajara
ascendieron a status de bricolage,
el porvenir se confundió con el suvenir
y el silicio se presentó
en polímeros artificiales
en la mica, en la arcilla
y en el feldespato nacarado.

DESENLACE
Por un lado
goma eva y goma espuma.
Un almuerzo cartilaginoso u óseo
soluble, esférico o globuloso
(tachar lo que no corresponda).
En la otra esquina
un exudado de fauces
justo en el istmo encefálico.
La exfoliación se produce de inmediato,
y cada barrito deviene mademoiselle.
Se sabe: cosas del plató,
del broadcasting.
En definitiva, cosas del roer:
del roer con fruición.

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lunes, febrero 14, 2005

Ñi 

Al romperse se hizo añicos y pequeñísimas particulas lastimaron mi meñique. Tuve que reñir y hasta gruñir con el tipo teñido de rubio con su camisa añil ceñida de la compañía. Ya se había ido el albañil con el útlimo tañido de la campana.

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Domingo 


Fui al cmeneterio de Flores. Y bueno, muchas cosas:
- A esos casilleros de unas inmensas y sobrecogedoras matrices los llaman "nichos". Y yo no pude dejar de pensar "cuchas".
- Visité el nicho de Silvia. Ella quería ser cremada, siempre lo había dicho. Ella era atea y reacia a lo religioso. Pero el tema del accidente y el juicio y el mundo lento y de papel fue demorando la cosa. La metieron en un nicho y ya no creo que la cremen. Sus familiares no quieren. El nicho les sirve para pegar sus estampitas, sus cartas, sus crucifijos. Los nichos, las tumbas, no son para los muertos. Las necesitamos los que nos quedamos con dolores que no cierran. Las necesitamos los que buscamos soluciones terrenales a problemas existenciales. Los cementerios son para los vivos.
- Nunca había visitado un cementerio así. Algo entre industrial y depresivo, un paisaje nuevo y desconsolante donde la gente busca su consuelo. Un ambiente de muerte, vida y burocracia. Eso, la burocracia gobernándolo todo. Por los pasillos circulan los solitarios y los inspectores. Ojos llorosos, nenes jugando. Nichos alineados uno al lado del otro, una hilera sobre la otra, una pared y otra pared y otra más.
- Y las prohibiciones. La idea siempre es prohibir. Las prohibiciones aparecen en carteles con reglas congeladas. Sobre los frentes de los nichos permiten sólo tres cosas: datos del fallecido, crucifijo y una tercera que ya no recuerdo. Lo bueno es que, en este caso, el ritmo de la burocracia juega a favor y nadie cumple nada: los nichos son una muestra de estampitas en todas sus versiones, escudos de fútbol, fotos desgastadas, cartas borroneadas con lágrimas o con años, plaquetas solemnes.
- Hay nichos que quedan allá arriba, donde no se llega ni en puntitas de pié, donde guardaríamos los pulóveres en verano. Como si fueran muertos que pueden esperar un poco más. Y hay escaleras móviles a disposición. Y, claro, hay más reglas: "sea breve en el uso de escaleras".
- En el nicho de Silvia supe que su segundo nombre era Graciela. Y no creo que a Silvia esto le importara tampoco demasiado. Tampoco el crucifijo, tampoco las estampitas. El nicho de Silvia es todo lo que Silvia nunca quiso. Y cuando nos fuimos mi vieja me contó de los gustos de Silvia: limpiar, leer y estudiar. En ese orden.
- Y supe, volví a confirmar, que yo no lloro cuando visito mis muertos ni me los imagino enterados de mi visita. Ni me los imagino. Veo que la mayoría sí. Y eso lo envidio.

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Sábado 

Me levanté de una siesta de esas que se transpiran. Como si la densidad del sueño fuera tal que el cuerpo se satura y secreta sudor y sueños fuertes. Apenas levantado vinieron Muzy con Wachi y Mauri y me llevaron al corso -que parece que no se llama corso- de la esquina. Y yo con mi humor todavía sudado y todos con esa cosa pegajosa del carnaval: humores opuestos. Pero en algún punto lo popular y barrial me tienta. Y además ese algo de estética y contenido circense que me puede, algo de decadencia, algo de personaje barrial para observar. Mucho estón y gente que le gusta repetir eso de "aguante". Algo de mediocre y algo de genuino. Chacarera, rock y cumbia. Y cemento. Y empanadas. Y espuma por $2,50, colabore con la murga. Y lentejuelas, Che Guevara, Maradona, Barbudos, Lauri, La Morocha, Lali, Fede, Betty Boop, bandera, bombo, redoblante y platillo
Los mosquitos fueron terminando con mis piernas y con la poca paciencia que pude ofrecer. Y nos metimos a improvisar por las calles del barrio y terminamos en una parrillita de la calle Repetto. Y me pedí un vaso de vino de la casa. Odio los "vinos de la casa", pero todo sea por lo conceptual: la murga de Buenos Aires tiene bastante que ver con el vino de la casa. De color y gusto se relacionaba más con lo marrón y con los mosquitos y con las pocas lamparitas que había en la vereda. Y casi lo bajo con soda pero la noche era también de eso que insisten en llamar "aguante".

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Viernes 


El poco tiempo libre que tuve, lo desperdicié. con todo lo relativo que puede ser eso de "desperdiciar" o eso de "libre" o eso de "tener". Todo es relativo. "Todo es relativo" es una paradoja que siempre me simpatizó. Y hay quien dice "todo se complementa". Y hay quien cree en sincronías y hay quien no para de repetir fraases hechas como "casualidades no, CAUSALIDADES" creyendo ser profundos pero, a pesar de serlo, no lo son; son sólo lugares comunes. Hay otros que creemos y queremos el misterio sin bautizar, nos mantenemos alertas para ser sorprendidos, nos abstenemos de etiquetar ciertas cosas, nos limitamos a maravillarnos y sentirnos poco frente a tanta cosa inmensa que nos supera. Y, aún así, ser considerados agnósticos o ateos o nihilistas o escépticos o hasta comunistas por la Real Academia Costumbrista, los linealizadores de todo y de todos. ¿Soy creyente si siempre descubro que en el fondo de todo hay algo que no nos es revelado? A mí me gusta relajarme un poco con todo eso y sonreír cuando algo fluye.
Recuerdo que por la tarde vi un gran arcoiris. Entré a Libertador por el costado del túnel y apareció allá: nacía en el final del hipódromo y prometía poco, pero bastaba bajar la vista un instante a la avenida para no chocar y luego volver hacia ahí y encontrarlo creciendo exponencialkmente al mismo tiempo que su nitidez mejoraba notablemente. A la altura de la entrada del hipódromo logré verlo completo, de horizonte-allá a horizonte-acá. Un verdadero arco y a puro iris. Y descubrí que hay ingenuidades que la madurez y el conocimiento no pueden combatir y eso me alegró: yo sigo ilusionándome en poder llegar al lugar donde nacen los arco iris. Una ingenuidad tan näif que le pondría tres puntitos arriba de la a. Pero me pasa. Y este realmente parecía posible: era cuestión de llegar a Juan B Justo cuanto antes, era cuestión de ganarle esta vez o los agentes de la desilusión... A la altura del campo de polo empecé a notar que otra vez se había escurrido y ya doblando por Juan B Justo lo ví completamente recluído en el túnel, desde donde lo había visto nacer. Y envidié a todos los que sí llegaron.

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Postura? Por supuesto, apostar al post postergado. 

¿Debería autoflagelarme por no haber postiado por tantos días? Sólo se me ocurre imponerme una multa interesante, molesta y abusiva por un lado, juguetona y absolvedora por otro: a escribir sin parar, sin borrar, sin repetir y sin soplar, sin corregir, sin pensarlo dos veces, sin azucar, sin calorías, sin gas y sin sal. Sin cáscara y sin pelar. (la gran "curso de Cecilia"). Con sís con nos con balncos y con negros. Blancos y de color. "Gente de color". Un día supe que eso se llamaba eufemismo. Un día supe, también, que mi abuelo se llamaba Eufemio aunque su madre quiso ponerle Efraim pero el peón encargado de anotarlo perdió el papel con el nbombre en el camino y sólo recordó que comenzaba con E. Y fue Eufemio y le decían Catulo. Y su madre nunca lo supo. Y la madre del peón tampoco.
Me pongo al día: a continuación, un post por día.

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miércoles, febrero 09, 2005

Es hora de reciclar 

El día se me complicó. Apenas me dio el tiempo para llamar a mi hermano y preguntarle si ya nació. Y no, insiste con eso de esperar hasta octubre.
De todas maneras, cumplo con la cuota cotidiana de post: reciclo un material que tiene sus meses sobre un tema bien de actualidad.

Composición, tema: el subte.

El electrogusano velocirrepta y penetra
enfauna metropolitana, biogénesis de andén,
subsulfura ánimas en resginación
caldosfixia en sopor-olor

Sudonulo de eter y lumen,
hectopascales sotto la crisis,
y en cada multisegmento
se refrena en su natividad

Multipotencia en volúmen,
agudolor de endotímpano
subrrealidad, pseudosueño
megaperiplo desdoblado; ambigüedad.

Es su interno:
miniguerras de pupilas urbanas
microluchas pendulares: un aro ganar
sexorroce, libidominación de la escena,
unilecturas de pluritemas, la incomodidad.

Maderas culonfrentadas
vertebraduras direcciversas,
niponversales velvet-rouge frenteafrente
abismados barajustes de zozobra.

Pidepiedades con ojoxirrán
dignimales escalofrescos
indiferencia,
omniocaso
concaviaturas,
convexión.





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martes, febrero 08, 2005

Ja! 

Ya dije que voy a ser tío?

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Ja! 

Voy a ser tío!
Me enteré hace un par de horas y me costó volver a hablar por un buen tiempo. No lo puedo creer. Estoy chocho. Y quiero recuperar el habla. Y aunque digan eso de esperar a Octubre y que la paciencia y la prudencia, yo nada: yo quiero ver mi sobrino ya. Denme el habla y mi sobrino. Ya!

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FMrides. 

Hace algunos años, en distintos ochos de febrero tan insulsos y pasajeros como el de hoy, nacieron: James Dean, Nick Nolte, Norberto "El ruso" Verea, Hristo Stoichkov, Gary Coleman y Alonzo Mourning. Quién estará naciendo hoy?

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lunes, febrero 07, 2005

El estado del tiempo 

En febrero estoy de oferta. Mantengo mi postura: la de postear todos los días casi improvisando. Quiero dejar un registro fresco de los pensamientos de este mes. Aunque más no sea para hablar del clima. ¿Y si convierto este blog en un güeder riport cotidiano? Hablar del clima siempre es posible. Es que es una certeza: se trata de una experiencia que todos compartimos. Pedro, el de seguridad del edificio, es exagerado: no habla de otra cosa. Alguna vez lo escuché hablar de política y, sinceramente, preferí ignorarlo; no tanto por el contenido sino porque es de esa gente que no puede moverse ni un milímetro del lugar común. Y el lugar más común es el clima; el clima que nos es común a todos. Me gustaría escucharlo a Pedro hablando de otra cosa. De lo que sea. De un juguete de su infancia tal vez. De algo suyo. Incluso del clima, pero algo legítimamente suyo al respecto. Y no de política. Al menos no para repetir lo que él cree que yo quiero escuchar o lo que alguno le dijo y le pareció efectivo. Muchos parecen querer comentar lo mismo. Copian frases, opiniones, posturas que creen interesantes o valiosas. Por eso el lugar se convierte en común. Pero lo cierto es que compartimos poco, lo cierto es que nada es común. Los estímulos son comunes. Y las experiencias son comunes y particulares a la vez, según donde pongamos la cámara. Porque la experiencia es común pero cada uno transporta su universo de particularidades, fantasías, deseos, sufrimientos, pensamientos, sensaciones únicas. Y eso, la mayoría intenta simularlo. La mayoría se termina convenciendo de no tener nada nuevo para ofrecer. Yo creo que sí, que todos tienen algo. El protagonista de "el perro" por ejemplo: ingenuidad pura, simpleza y nada de reacciones prefabricadas.
Hablemos de clima entonces. No por todo este prólogo sino porque es el protagonista excluyente del día. Entonces lo anticipo: antes de mi próxima vida pediré garantías: no quiero engancharme con una ciudad que al final resulta tener un promedio de 100,09% de humedad. En las letras chicas del contrato con Buenos Aires me metieron esta cláusula y ahora se me complica respirar. Algunos me dijeron que me queda bien estar así afeitado. Pero la verdad es que no me afeité: estoy pálido porque mis pulmones están pegajosos. Me duelen los músculos de los párpados porque les exijo más de lo que pueden dar: ellos preferirían no abrir el cheboli por unos días, preferirían mejor esperar que se acomoden un poco estos hectopascales o milibares. Intentaré respetarlos en lo posible entonces. Me solidarizaré con ellos. Hablaré poco. Miraré poco. Estaré calmo. Seré breve y viviré a reglamento.

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Los primeros serán los últimos. 


Escuchando este disco de Soda, Ruido Blanco (en vivo año 87 aprox), descubrí que mi primer disco (vinilo), el primer disco que escuché entero una y otra vez, fue Nada Personal de Soda Stereo (del 85). Lo escuchaba allá por el 88, 89 en el comedor de Urquiza. No es un dato menor.
Más allá de soda o los redón o si cerati se la come o si el indio se la da - nada de mariconadas - más allá de todo gusto particular y de todo sectarismo idiota del rock, me emocioné al descubrir ese dato: ese fue el primer disco entero que escuché, que le dí bola, que me fanaticé. Hay algo raro... lo primero que escuché bien fue ese disco de vinilo y fue uno de los pocos en ese formato que tuve en mi vida. Fue el único. El siguiente a ese ya fue casette y fue, tal vez, Doble Vida. Lo raro de aquel caso fue que en definitiva fue el único vinilo propio. Fue lo primero en un sentido y lo primero y último en otro. No sé, no puedo explicar mucho más, pero es raro.
Y vos, ya sabés cuál fue el tuyo? (léase con voz de locutor copado).

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La Verdad con mayúsucla (pero a un 57% de pureza) 

Las tareas para estar hecho en la vida:
- ladrar en un cine.
- cagar bajo el agua ("no me excita cagar en el mar").
- criar un ñandú.

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viernes, febrero 04, 2005

Post cotidiano 

Y qué si subo la apuesta y posteo todos los días? "La apuesta del post". Hoy podría contar sobre las fotos que ya fui a retirar después de una travesía por Cabildo a las 12 del mediodía con el sol, las vidrieras de liquidaciones y la histeria de las compradoras en un momento crítico y agudo. No sé. Temo decir que las fotos no me convencen y entonces sea tildado de una falsa modestia. La falsa modestia es un vicio espantoso al que hay que vencer. El otro día me ví obligado a explicar las razones por las que pasé a odiar a Dolina y descubrí que la más fea de todas es su falsa modestia. Más fea, incluso, que su intolerancia escondida torpemente. Pero no, no quiero contar de Dolina ni de las fotos. En esta oficina el tiempo se pone muy espeso a estas horas como para, encima, ahogarse con odios, defectos, desilusiones y fracasos.
Tampoco hablaré del malvón. El malvón tendrá más que ver con el lunes porque sus ramas rústicas se van pelando de esas hojas afelpadas y así se ven los días de la semana desde el lunes: pelados y descoloridos.
Prefiero buscar algún estímulo para combatir este paisaje de oficina con un techo que parece haber descendido como 1 metro y nos obliga a terminar la jornada con la cabeza gacha. Busco en la ventana alguna novedad y, aunque no la encuentro, reviso, como ya es costumbre, la situación de la terraza más cercana pero nada se destaca y mi vista, borrosa y húmeda por un bostezo reciente, no me ayuda. Pienso entonces en el cine al aire libre de mañana o en ese tal festival konex y empiezo a entusiasmarme. El truco funciona y se hacen las 6 y el aire mejora y fluye y entonces me hago cargo y, siguiendo la evidente señal, apago este insufrible aire acondicionado que erosiona mi vitalidad, abro las ventanas con la mayor exageración que puedo, levanto el toldo que nos suele proteger del sol directo y doy por terminada esta semana áspera. Algunos me miran. La mayoría se contagia.

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Chaufan 

Cirochino abrió su blog-chaufan hace unos días. Y el que aún no lo visitó todavía está a tiempo de leerlo entero. Yo digo que vale la pena.

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jueves, febrero 03, 2005

Improvisación sobre algunas cosas que no vienen al caso pero que no tienen nada que ver 

Me llegan cartas de todo el país preguntando por esta abstinencia de posts, por esta baja performance (léase performance). Temo lo peor: lo peor es encontrarse con un pasacalles con tu nombre. Nunca me pasó y me toco un huevo izquierdo de madera y me hago creyente de la superstición que haga falta. Los pasacalles son para los enemigos, son ofensivos. Yo pondré un pasacalle que dirá: "Marcelo: sos un botón. Te odio" o "me tenés podrido, sabelo". Ayer ví uno que decía "Felicidades Andrea, flamante bachiller!" y no pude evitar pensar en una familia que de tan unida ya es promiscua, de tan correcta y decente es bien garca, de tan proactiva y práctica es aburrida y de tan piola es bien pelotuda. Es que eso son los pasacalles: una invitación a participar en la vida ajena, un reality message.
pelotudo, da. 1. adj. vulg. Arg., Chile y Ur. Dicho de una persona: Que tiene pocas luces o que obra como tal. U. t. c. s.


Me llegan llamados también. Algunos no los entiendo y otros no los atiendo. Y no tengo caller id. Cuando no atiendo los llamados es por la simple razón de no querer hablar por teléfono. Las que no me llaman, no me escriben, no me hablan directamente, son las ganas. Tan lisas y llanas ellas. Tan esquivas. En lugar de forzarlas, aplico sicología inversa: me hago el indiferente como para que vuelvan. Temas no me faltan. Motivos tampoco. Desde la forma en que se deslizan las cosas cuando el paisaje es profundo hasta esa inexplicable melancolía que traen los cambios de clima, una melancolía que no responde a nada en particular y entonces uno busca y busca la raíz de esa melancolía, busca ese momento, ese recuerdo que lo origina y no encuentra nada, sólo imágenes muy fuera de foco, sólo historias sin nombres ni fechas de forma que uno se resigna a sentir esa cosa misteriosa que hasta parece impuesta. La lista de temas, decía, es tan extensa que nunca llega el etcétera y hasta asusta. Motivos definitivamente no faltan: la realidad es tan abundante, múltiple y absurda que es tan sólo cuestión de servir de puente entre ella y el papel/monitor.
ganas. (De or. inc.). 1. f. Deseo, apetito, voluntad de algo.

En principio decido no andar con vueltas, escucho el white album de los beatles y listo. Simplemente porque es otro disco que cumple con la ley "un tema mejor que el otro". Y ahí es cuando llega blackbird, la canción más hermosa del mundo tal vez? La que siempre quiso escribir Sabina quizás? Esa cosa que tienen los Beatles de amigarte con lo popular tiene un sabor único. Blackbird tiene un bonus: cuando parece que se apaga vuelve a arrancar y aún así sus 2 minutos 18 segundos siempre dejan con ganas de más. Ganas. Y mi problema con las ganas continúa. Tengo pesados los dedos. No me responden, tienen fiaca, se me rebelan.
hermoso, sa. (Del lat. formōsus). 1. adj. Dotado de hermosura. 2. adj. Grandioso, excelente y perfecto en su línea.

Llevé a revelar unas fotos y estarán recién para mañana. Son las de las vacaciones pero no son fotos de vacaciones. Creo que no aparecemos en ninguna. Ya rara vez me interesa llevar un registro del lugar que visito. No logro sacar una foto de paisaje, le huyo al cliché porque le temo, no le encuentro la vuelta eso. Me atrae la imagen por sí misma, disparo sólo cuando mis ojos me lo piden. Pero últimamente me lo piden poco y otra vez apelo a la indiferencia. Por eso sinceramente no espero mucho de estos 2 rollos. Ya se verá.
revelar. (Del lat. revel?re). 1. tr. Descubrir o manifestar lo ignorado o secreto. U. t. c. prnl. 2. tr. Proporcionar indicios o certidumbre de algo.

El tipo de la casa de fotos me reconoció. "Matte y borde blanco, no?". No me lo esperaba. Ellos me conocen. Conocen mis experimentos, conocen la voluntad de mi vista. Pensé en los tipos que revelan todo el día todos los días. Será rutinario y aburrido o mirarán atentos y convertirán sus días en chusma y voyeurismo puro? Les importará la foto de la señora esa en el camping con su cantimplora? O al tiempo eso pasa a ser parte del paisaje cotidiano? Yo creo que no me cansaría nunca. No vería la hora de ver revelados los secretos visuales de los clientes. Porque yo espío en el colectivo el libro del de al lado, robo la hora espiando relojes ajenos, leo los últimos mensajes en los libros de visitas de los museos, leo blogs, y sí, he visto más de un reality en la tele. Pero no, eso nunca: los pasacalles los sigo odiando.
cantimplora. (Del cat. cantimplora). 1. f. Frasco de metal aplanado y revestido de material aislante para llevar la bebida.


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